martes, 19 de octubre de 2010

El apostol Santiago



Se cuenta que hacia el año 813, un ermitaño de nombre Pelayo observó un extraño acontecimiento: todas las noches, una lluvia de estrellas se dirigía desde el pico Sacro hasta el bosque de Libredón. Maravillado por este hecho, decidió alertar a Teodomiro, obispo de Iria Flavia, quien fue a comprobar la veracidad de lo que allí ocurría.

Tras admirarlo con sus propios ojos, Este lo interpretó como una señal del cielo; y acordó junto a un grupo de varios hombres seguir el recorrido del fenómeno. Cuando llegaron a Libredón, descubrieron tres sepulturas: la más grande correspondía a Santiago y las dos más pequeñas a sus discípulos Teodoro y Atanasio.

Días más tarde la noticia llegó a oídos del rey Alfonso II de León, que marchó a ver las tumbas. El monarca mandó construir en aquel lugar un pequeño templo dedicado al Apóstol, que con el tiempo se convertiría en uno de los centros de peregrinaje más importantes del mundo, pero eso es otra historia que más tarde o más temprano será contada...

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