domingo, 17 de octubre de 2010

La cueva de los milagros

La historia de la Cueva Santa remonta hasta 1410, en ese momento, Fray Bonifacio Ferrer ingresa en la cartuja de Vall de Cristo. En su celda, el religioso hizo un molde para crear una imagen de la virgen, tras su fabricación, Fray Bonifacio Ferrer las repartía entre los
pastores de la zona. Debido a su pequeño tamaño, éstos podían llevar la imagen en su zurrón y adorarla por las noches en cuevas o albergues. Uno de estos pastores entró en la cueva del Latonero, colocó la imagen junto a varias flores, olvidándose luego de ella, más de 100 años después la imagen volvería a la luz. Otro pastor de Segorbe hizo el hallazgo, cuenta la leyenda que nuestro protagonista se quedó dormido, en ese momento se le apareció la Virgen, indicándole exactamente donde tenía que buscar para encontrar su imagen, y así lo hizo. Tras esta noticia, fueron muchos los devotos que se acercaron a visitar la imagen.
Otro momento importante de la historia de esta singular cueva lo encontramos en 1574, la pareja formada por Isabel Martínez y Juan Monserrate son desterrados de Jérica, ya que Juan había contraído la lepra. Abatidos y desolados deciden encaminarse hacia
la cueva, de la que ya tenían noticias, estando al tanto de los prodigios que en ella sucedían. Isabel implora la curación de su marido, lavando las heridas de este durante 9 días con el agua que suda la piedra, viendo con incredulidad que la enfermedad desaparece totalmente. Entusiasmados y llenos de felicidad, vuelven a Jérica para ser readmitidos, ya que la enfermedad había desaparecido totalmente. Pero de nuevo vuelven los problemas, en vez de ver un acto "milagroso" los jueces dictaminan que ha sido obra del mismísimo demonio, y los vuelven a expulsar del pueblo. Destrozados, vuelven a la gruta milagrosa y allí encuentran a un fraile y a una anciana de luto, el fraile les entrega un pergamino donde da fe de la curación milagrosa de Juan para que los jueces de Jérica creyeran su versión. Vuelven otra vez ante la presencia de los jueces. Cuenta la leyenda que ninguno de ellos fue capaz de leer el pergamino, las letras se emborronaban al intentar hacerlo, tuvo que ser el párroco del pueblo el que lo hiciera, dando fe de la curación milagrosa y dejando volver al matrimonio a su vida normal en Jérica.
Desde ese momento, fue Isabel la que se encargó de cuidar la cueva y la imagen en agradecimiento a la curación de su esposo. Un buen día, ante el peligro que corría la misma, debido a la presencia de moriscos, decidió llevársela a su casa.
Metió la imagen en su zurrón y comenzó el camino, en un momento determinado se dio cuenta que la imagen ya no estaba dentro del zurrón, volvió por el mismo camino andado, por si la había perdido, pero al llegar al santuario encontró la imagen en el lugar donde había estado siempre. Este hecho sucedió dos veces consecutivas, conmemorando estos hechos, los vecinos erigieron sendos pilones en el camino hacia la cueva, para que no se olvidara este suceso extraño.
En el año 1726 la Comunidad Valenciana sufría una de las sequías más devastadoras de la historia, y concretamente la zona de Castellón, los vecinos, como último recurso, decidieron sacar en romería la imagen y pedirle devotamente que intercediera por ellos, mandándoles la lluvia que tanta falta les hacía. el 27 de Febrero de ese mismo año, días después de la romería, amaneció nevando y lloviendo, situación que se alargó durante una semana entera, acabando con la sequía de la zona, los vecinos y devotos rápidamente achacaron a la Virgen este suceso. Otro misterio que guarda este santuario es el sonido de una campana, que nadie sabe donde se encuentra, y que suena cada vez que se produce un milagro en el lugar. Existe una reproducción de la misma conmemorando la original, y que nunca suena, de ese modo, cuando alguien oye su sonido sabe que algo extraordinario ha sucedido en el lugar. Pero es sin dudarlo, la imagen en sí uno de los fenómenos más inexplicables, está hecha de yeso, la talla original la podemos visitar en la actualidad en el santuario. Muchos de los adornos que se han ído colocando alrededor de la misma han tenido que ser retirados, debido a la gran humedad reinante, sin embargo, la imagen de la virgen, a pesar del tiempo transcurrido, y de estar constantemente en contacto con el ambiente, no ha sufrido deterioro alguno, sin duda una pieza a analizar científicamente y poder encontrar alguna explicación satisfactoria a este gran enigma.
Esta imagen fue nombrada en 1955 alcaldesa perpétua de Altura, diez años después fue nombrada por el papa Pio XII patrona de los espeleólogos españoles y en trámites de convertirse en patrona de los jubilados y ciclistas valencianos. El centro excursionista de Valencia estudió científicamente cueva, en busca de galerías, lagos o ríos no descubiertos hasta ese momento, encontrando rocas de formas extrañas. El último Domingo de Abril, la imagen de yeso desciende de su altar para que los visitantes puedan contemplarla y besarla. Asimismo, el día 7 de Septiembre, víspera de la Natividad de la Virgen de la Cueva Santa, se celebra el canto del rosario a las 22 horas, siendo un acto espectacular debido a las cientos de velas que desfilan por los caminos durante la noche.
Este mágico lugar auna varias características interesantes, por un lado la devoción, la creencia popular, los milagos, las leyendas. Por otra, la naturaleza en su estado pleno, en los alrededores podemos encontrar un ecosistema de un gran valor ecológico, existen sendas por las cuales podemos caminar y disfrutar de un paisaje extraordinario.
El hecho más conocido en los últimos años es la curación sucedida en 1997, en este caso, existen informes médicos que nos indican que esta curación no tiene una explicación médica, éstos fueron obtenidos por el periodista e investigador Francisco Contreras Gil, ya que estos documentos se encuentran en el Arzobispado, además, este caso está siendo investigado por la diócesis de Segorbe para poder autentificar el milagro.
La misteriosa curación de Josefa Alapont, En 1997 el hogar de los jubilados de Sueca realizó una excursión organizada a la Cueva Santa de Altura. Josefa Alapont en esos momentos estaba diagnosticada oficialmente de artrosis reumatoide agudo y parkinson en un estado avanzado, una de los síntomas características de esta enfermedad son los temblores focalizados y la extrema flojedad en piernas y brazos, hecho este último el que no le permitió bajar del autobús y visitar el santuario.
Fue Francisca, una compañera suya, la que amablemente vertió agua de la cueva en una botella y empapó un pañuelo de nuestra protagonista del agua que sudaba la piedra, con el que posteriormente se frotó las partes doloridas Josefa. Esa misma noche bebió parte del agua de la botella y aparentemente nada sucedió, la sorpresa tuvo lugar al día siguiente. Nada más levantarse se dió cuenta Josefa que algo había cambiado, los temblores habían cesado y su estabilidad era buena, no se lo podía creer, había curado de la noche a la mañana. Tras acudir al médico que habitualmente la atendía, y certificar éste que los síntomas de la enfermedad habían desaparecido, comenzó a correr la voz de la supuesta curación milagrosa sucedida en el santuario. Varios medios de comunicación comarcales se hicieron eco de la noticia, que en principio pasó desapercibida, pero que con el paso del tiempo tomó fuerza y consistencia, ya que existían documentos médicos que lo probaban.
La iglesia, reacia a autentificar este tipo de milagros, en este caso sí tomó cartas en el asunto. El arzobispado de Segorbe reunió todos los documentos médicos y las declaraciones de los testigos, para su posterior envío a la Santa Sede, de esta forma se podría autentificar el "milagro". Varias veces al mes acude Josefa Alapont a la Cueva Santa para dar gracias por su curación, en el lugar es conocida como "la mujer del milagro", lo que es cierto es que curó de una enfermedad actualmente incurable y en un estado avanzado, hecho inexplicable cientíca y médicamente.

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